miércoles, 24 de septiembre de 2008

Segunda jornada



La segunda jornada del encuentro entre jóvenes autores en español que acoge Teruel comenzó ayer, miércoles, con las intervenciones de Milena Rodríguez, cubana afincada en Granada, Timo Berger, que traduce poetas latinoamericanos al alemán desde Stutgart, y el argentino Andrés Neuman acerca de las antologías literarias. Milena Rodríguez trató de responder a algunas de las cuestiones que plantea el tema. Citó a Lezama Lima o Guillermo Sucre como artífices de antologías modelos frente a la nueva manera de antologar en estos días, “hoy se trabaja menos”, afirmó. Para Milena Rodríguez, “el tiempo es el mejor antólogo” y el tipo de antologías que ella prefiere es aquella que no responde ni a épocas, ni a tendencias, sino al propio gusto del poeta que antologa. Timo Berger explicó cómo trabaja desde Stutgart en una antología digital de poesía latinoamericana traducida al alemán, que se actualiza cada semana. Por último, Andrés Neuman estableció dos manuales distintos a propósito de las Antologías: el manual del antólogo pésimo y el del antologazo insufrible; dos hexálogos que desde el humor y la ironía señalan lo que no debe ser una buena antología, sea de relato, sea de poesía.
Yolanda Castaño, Elena Medel y Francisco Véjar debatieron sobre literatura y mercado. Mientras que Véjar trató de contextualizar el tema en Chile, su país de origen, y reivindicar un lugar para la poesía que el mercado excluye; las poetisas animaron a los asistentes a perder el miedo a vender libros y al mercado –que para Elena Medel no es sino “una masa de lectores que pueden comprar el libro”- y demostraron que vivir de la literatura es posible sin que por ello pierda calidad. Tanto Medel, como Castaño coincidieron en el tono optimista y reivindicativo de reconocer la poesía –y la literatura- como una profesión.
Por su parte, Raquel Lanseron y Andrea Cote plantearon la problemática de una literatura femenina. Ambas coincidieron en calificar la pregunta de la existencia de una literatura específicamente femenina de impertinente. Andrea Cote, colombiana residente en Filadelfia, recordó la etimología de texto, que viene de tejido, y que lo lleva directamente a las historias que las mujeres tejían en los telares. Lanseros, ganadora del XII Premio Unicaja de poesía, explicó que una de las constantes de su poesía es “intentar de darle la vuelta a los modelos de identificación y convertirlos en referentes femeninos”.
La jornada vespertina se abrió con una mesa redonda sobre cine y literatura. La ecuatoriana Gabriela Alemán trazó un panorama del cine ecuatoriano sin perder de vista la literatura a partir de temas que quedaron en el aire en mesas anteriores, como el compromiso en las vanguardias. Karla Suárez, cubana afincada en París, además de un esbozo del cine cubano, relató sus experiencias como escritora adaptada al cine y como guionista. Daniel Gascón, desde su experiencia de escritor y guionista, trató de establecer algunas de las diferencias esenciales de los dos oficios y señaló que una de las fundamentales es que el guión es una herramienta de trabajo que no está acabada y, en esto coincidió con Karla Suárez, “lo importante no es que esté bien escrito a nivel literario, sino que describa lo mejor posible la película que se quiere hacer” y lo comparó con los planos de una casa: “un plano de una casa, no es la casa”.
La última mesa del día se dedicó al escritor Roberto Bolaño y contó con la participación de la escritora chilena Claudia Apablaza, que propuso una reflexión acerca de “si la trascendencia de la obra de Bolaño se debe exclusivamente al valor de su obra o se ve incrementada por el magnetismo del personaje”. El poeta y crítico zaragozano Juan Marqués se centró en la obra poética de Bolaño, “que se ve un poco disminuida por la prosa; a lo que colaboró el lanzamiento simultáneo de la obra poética y los relatos de Bolaño”. Para Marqués, “Bolaño es un poeta impulsivo y el poema responde a un impulso” y citó un verso del propio Bolaño para argumentar su postura: “la violencia, como la poesía, no se corrige”. Por último, Diego Trelles analizó la prosa de Bolaño e intentó explicar algunas de las razones del impacto de la prosa del chileno.
Además de las mesas redondas, hubo lugar para presentar distintos libros: El árbol, del peruano Reinhard Huaman Mori; Bolaño Salvaje y No me olvides, del zaragozano Julio José Ordovás.

Imágenes: Nacho Escuín y la mesa sobre Literatura y Mercado.

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